sábado, 24 de septiembre de 2011

El desapego

Los árboles pierden sus hojas; los frutos caen al suelo; las ramas se quedan desnudas y todo regresa a su raíz natural más esencial. El mundo exterior no es el único que se desviste naturalmente; el interior también lo hace.
(...) Evidentemente, los seres humanos cuentan con habilidades que los árboles no tienen. Si los árboles fuesen como nosotros los verías agachándose con sus ramas para colocarse las hojas, aferrándose a ellas por seguirdad. (...) Adyashanti: La danza del Vacío

Imágínate los árboles queriendo recolocarse sus hojas amarillas-verdosas, queriendo arroparse de nuevo, atravesando una gran crisis existencial... posiblemente nos daría risa! tristeza, compasión... Algo así nos pasa también a los seres humanos.
Un poco de risa para nuestros apegos, mientras soltamos las hojas secas....!! puede ser una opción a experimentar en este Otoño!!

martes, 13 de septiembre de 2011

El recuerdo del Ser

"Como un grito del más allá el vientre de la Pachamama sigue cosiendo la eternidad, una y otra vez taimadamente hasta que sencillamente nos damos cuenta...
¿Qué pasará, que hecho transcendental ocurrirá cuando esto suceda? cuando en un instante la lucidez del ser humano, - él, ella,tu, yo- percibamos los hilos invisibles de la eternidad? 
Dejaremos todas las formas imperfectas de comunicación. Nos transformaremos en lo que ya somos, simples extensiones de Consciencia en movimiento.  Seremos el vientre de la Pachamama. Dejaremos atrás el inconsciente. Recobraremos el eterno presente, recuperando el recuerdo del ser en esencia; aquel que fuimos, que seremos, que somos". Zebaia&Recreare

lunes, 27 de junio de 2011

Posturas Corporales de V, Rossi.


REFLEXIONES SOBRE EL CUERPO, MENTE Y EMOCIONES

Son párrafos copiados textualmente del libro[1]:

Rossi, Vicenzo: La vida en movimiento, el sistema río abierto sanar los bloqueos emocionales, ed. Kier,  Buenos Aires, 2005

Fragmentos del Capítulo 1 ¿Por qué el cuerpo? (página 21-50).

Mi personaje[2] crea, a medida que pasa el tiempo y sobre la base de una estructura hereditaria, una manera de manifestarse, de expresarse, de comportarse, plasmada en el cuerpo, casi como una carrocería, adecuada al tipo de vida que llevo en la realidad concreta de este mundo: la postura
.
La postura denunciará mis carencias y manifestará mis potencialidades: es el resultado ideal, perfecto, de la habilidad de haber creado un instrumento adecuado para la vida. No hay error, en una postura corporal, ni siquiera en aquella aparentemente más “retorcida”, “cerrada o “extraña”. Es siempre el producto de una respuesta creativa ante las circunstancias, a menudo adversas, que la vida nos ha llevado a tener que enfrentar. Por ejemplo, si mi historia es la de haber sufrido maltrato afectivamente y, por consiguiente, quedé convencido de que abrir mi corazón me puede llevar sólo a nuevas desilusiones y dolor, es absolutamente coherente y funcional que yo me cierre, que mi pecho se hunda, que el plexo solar se bloquee, que las piernas se mantengan rígidas y tensas. Fue sabio, en aquellos momentos de mi pasado, adoptar esa específica organización óseo-muscular para enfrenar la vida: no hubiera podido soportar, con una postura abierta y dispuesta algo tan doloroso, como el rechazo afectivo. Y es igualmente sabio que busque, en el presente, mediante la misma postura, evitar sentir de nuevo la frustración y el dolor.

Pero esos mismos cierres corporales, funcionales en cuanto logran hacer que algunas zonas sean menos sensibles, impiden una plena circulación energética, de modo que las emociones ligadas a esas zonas permanecen congeladas. Y si bien una parálisis afectiva no es una cualidad bella, es igualmente cierto que de esa forma me protejo y me cuido, pese a que así ya dejo de ser Yo mismo, íntegramente en todas mis funciones, y paso a ser un personaje fijado en el cuerpo.

Por postura se entiende la actitud corporal: ese conjunto de variantes particulares de cada uno, que atañen a la forma peculiar que adquieren las distintas partes del cuerpo y también a la armonía o desarmonía con que se juntan estas distintas partes o segmentos: por ejemplo, hombros estrechos, pecho hundido con el consiguiente abdomen asomado hacia delante, una tensión particular de la cadera.

(...) El cuerpo expresa lo que somos en este momento, nuestras tendencias, nuestra historia, lo que pensamos de nosotros mismos y de la vida.  Por consiguiente, cada cambio en nuestra historia y cada evolución en nuestra manera de sentir y pensar serán, inevitablemente, acompañados de cambios en el cuerpo. Y muchas veces los cambios aunque profundos, no se evidencian a simple vista.

En un determinado momento de mi vida, podría llegar a comprender que mi postura ya no es funcional, que ya no  responde a mis necesidades de adulto, que mi vida ha cambiado y podría cambiar todavía más y mejor. Podría llegar a sentir la necesidad de una “nueva carrocería” gracias al descubrimiento de nuevas potencialidades que antiguos bloqueos no me habían dejado conocer. (...)

J Entonces es el momento para remover las viejas trabas, afinar mi cuerpo como un instrumento: tensar una cuerda, aflojar otra. Me dispongo a cambiar, no solo a imaginar que cambio, o peor aún a imaginar que ya he cambiado. Esta es una de las finalidades del trabajo con el cuerpo.

La lectura del cuerpo como lugar de nuestro pasado
A veces lo hemos intuido; a veces comprendido concretamente en nuestra piel; a veces, oído decir o leído: el cuerpo es el lugar físico que archiva cada emoción, cada pensamiento, todas nuestras experiencias pasadas, en resumen toda nuestra vida (...)

Las contradicciones de la personalidad se leen en el cuerpo
La postura corporal expresa, casi siempre, una contradicción de fondo. Una parte del cuerpo parece querer avanzar, arremeter y, la otra se retrae, se esconde, tiene miedo a la vida. O bien una parte se lanza hacia lo alto y la otra permanece aplastada hacia abajo; una mirada excitada en un cuerpo deprimido, o un rostro deprimido en un cuerpo vital. En realidad existen infinitas combinaciones posibles, infinitos matices que expresan, una vez más nuestra unidad[3].


Cambia la idea y cambia el cuerpo
La postura es entonces, la cristalización en el cuerpo de aquellos mecanismos psíquicos que nos hacen ser como somos: la suma de las experiencias del pasado, la idea que tenemos de nosotros mismos, nuestras potencialidades. Si intentamos cambiar, si acrecentamos nuestra capacidad de expresar creativamente nuestra parte esencial, obviamente necesitaremos un nuevo cuerpo, que sea capaz de responder a las nuevas exigencias, que nos propone una vida más plena.

Por eso se hace necesario el trabajo sobre el cuerpo. Este trabajo constituye, por una parte, un medio para alcanzar un objetivo: el de transformar nuestro cuerpo para adecuarlo a una condición de cambio psicológico; y, por otra parte, precisamente por la interdependencia entre mente y cuerpo, un trabajo sobre el cuerpo produce de por sí nuevos cambios en el nivel psicológico (...) ¿Es el cambio psicológico el que empuja e induce a un cambio corporal o viceversa?

La primera posibilidad parece más lógica y razonable, pero la segunda es la más frecuente: trabajar sobre el cuerpo sin expectativas particulares, con el placer de remover bloqueos y tensiones corporales, y adquirir soltura y fluidez, produce el descubrimiento de inesperados territorios interiores que se abren a una renovada comprensión psicológica de nosotros mismos. Si por ejemplo, se desbloquean las tensiones de la pelvis y se tonifican los músculos de las piernas, es posible advertir nuevas sensaciones físicas que, inmediatamente, pueden ser vividas en el nivel psíquico como seguridad en sí  mismo, ganas de vivir y de disfrutar, iniciativa sexual u otros aspectos que ni siquiera imaginábamos poder reconocer en nosotros. Lo mismo sucede si abrimos la zona del tórax y descubrimos nuevas dimensiones afectivas. Son infinitas las posibilidades de extraer de nuestro cuerpo, como de una galera mágica, partes escondidas y olvidadas de nosotros mismos y, al expresarlas, disfrutar nos sólo físicamente sino en todos los planos. Y como los grandes exploradores que, cuando comienzan un descubrimiento en una tierra desconocida, ya no logran detenerse más y se pasan la vida siempre comprometidos con nuevas exploraciones, también nosotros actuamos del mismo modo cuando comenzamos un viaje por el interior de nosotros mismos, tanto en el cuerpo como en la psiquis, para descubrir un nuevo gran mundo: nuestro potencial energético, afectivo y mental.


Si queremos cambiar, si queremos vivir plenamente, más allá de los límites impuestos por nuestra historia personal, podemos comenzar por uno de nuestros aspectos (cuerpo, emociones, pensamientos): si intentamos cambiar la idea de nosotros mismos, estaremos cambiando también el cuerpo y las emociones; si cambiamos las emociones, cambiarán el cuerpo y la mente, y si intentamos un cambio en el cuerpo, también estaremos cambiando ideas y emociones. Son tres puertas para ingresar a la misma casa: mi casa, donde me encontraré conmigo mismo. 

La transformación del cuerpo es, en realidad, la parte más evidente de una transformación general que comprende emociones e ideas, aun cuando para la mente, que percibe las cosas en forma fragmentaria, pareciera que ora cambia una emoción, ora una idea de sí mismo, ora una parte del cuerpo.


[1]J Por favor, si se utiliza este texto citarlo.
[2] Se habla de personaje, como una máscara, la creencia de “yo soy así”. Qué pasaría si dejáramos que ese personaje, en tanto que tal se muestre en sus diversas formas, pero dejándome ser en mi identidad, en mi esencia.  Una imagen, el personaje es ser pan y creerse que se es siempre pan, mi cuerpo rígido mi mente rígida que no favorece el cambio la transformación, el crecimiento. Si por el contrario buscamos profundamente podremos ser harina, que cada día asume nuevasformas, nuevos sabores, aoromas, se mezcla con otros varios elementos, en un juego creativo. Así podremos también admitir de nosotras todo lo que hay, sin juzgar, si no integrando.
[3] Rubi: Se refiere a la unidad entre el cuerpo (espacio físico-energético), mente (comprensión, conciencia, pensamiento en general) y emociones (espacio afectivo). Así dice el autor: “cualquier cosa que hagamos o vivamos, la hacemos o vivimos en los tres niveles. En ningún caso, al salir, dejamos uno de los dos en casa, como nadie se imaginaría dejar una parte del propio cuerpo para pasear liviano.”